Por: Melba Alfaro Gómez
Llegamos al evento Van Gogh The inmersive experience, en el centro de convenciones Siglo XXI, veinticinco minutos antes, fuimos en familia y amigos con la ilusión de experimentar lo desconocido: ¿qué habrá detrás de cada puerta, cortina o ventana?
Nos recibe el personal amable y sonriente en punto de la hora marcada en los boletos electrónicos. La primera impresión fue fantástica: un mural con el fondo del famoso cuadro “Noche estrellada” intervenido con girasoles.
Con nerviosismo propio de la aventura pasamos al salón donde se cuenta la vida personal y familiar del pintor. Estremece empatizar con su soledad, sufrimiento y males diagnosticados según los conocimientos de la época.
En espacios bien distribuidos. Admiramos la colección de sus cuadros de girasoles, el video sobre su obra de jarrones con flores, un busto de Van Gogh con estupendo juego de luces, otro video sobre los pensamientos y opiniones del pintor acerca de “La noche estrellada”, y pudimos capturarnos en fotografías dentro de espacios escenográficos de tres de sus obras, entre ellas “El dormitorio en Arles” (1888).
En el museo de Ámsterdam existen 900 obras de Vincent van Gogh. Qué emoción sería apreciarlas en vivo, pues Vincent como pintor empezó a los 13 años con dibujos y le imprimió gran importancia a los bocetos, las semillas de un cuadro, según sus palabras escuchadas y leídas varias veces durante el evento.
Presenciamos acuarelas, óleo e imágenes proyectadas de sus cartas que nos permiten descubrir las temáticas exploradas durante su carrera artística: desde autorretratos, a paisajes rurales y urbanos, su visión de la naturaleza y la incidencia de la luz, pasando por los bodegones y lo japonés.
Después nos volvimos niños con crayones pintando copias a dibujo de los cuadros del pintor que luego fueron escaneadas y expuestas. Espléndida actividad. Como atracciones finales podía uno comprar recuerdos y libros, pasar por la cafetería y pintar en acuarela. Yo, impresionada y gozosa, les comparto la opinión de dos escritores:
«Llegó el día, cita esperada, tarde calurosa, ¿Dónde estacionar?, cajones llenos, caminar la fila. Entrar a la ensoñación entre el color de las flores con su viva presencia, la Habitación de Arles. Un resumen de pintura y utopía te lleva al goce sensorial, emotivo. Es 1888 con sus noches, el café. Maravilla hecha realidad, logro trascendente en la Exposición de la obra de un pintor genial. Todo ha quedado en la mente y corazón». Jorge Arquieta.
«Asistir a la Exposición Van Gogh ha sido una experiencia fascinante, pues todo está impregnado de su arte, sus vivencias, sus colores. Él creó una corriente pictórica que marcó un hito en la historia y adentarse en su entorno resulta de gran impacto. Quienes lo admiramos nos sentimos complacidos, inmersos en ese universo bello y colorido, pudimos estar en sus cuadros más emblemáticos y formar parte de ellos. Diversión y arte, excelente combinación”. Silvia Rojas.
Van Gogh – The Inmersive Experience estará en Mérida hasta el próximo 18 de junio.
El boleto general, con un costo de $362.95, brinda acceso al museo gráfico, sala inmersiva y sala sketch and post. El boleto VIP, que cuesta $466.65, incluye toda la exhibición del museo gráfico, sala inmersiva, realidad virtual y sala sketch and post. Los boletos se venden en la taquilla de la exposición y la página https://www.vangoghexpo.com.mx/B. Niños menores de 3 años entran gratis.
La muestra abre de domingo a jueves de 10 de la mañana a 8 de la noche, y viernes y sábado de 10 de la mañana a 9 de la noche. El recorrido dura aproximadamente 90 minutos. El recinto es accesible para personas con movilidad reducida.
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