Las llamas de fuego iluminaron el escenario. El cielo se iluminó y el público yucateco y visitante gritó de emoción. De nuevo, demostrando que es un enamorado de nuestra tierra, regresó el «Big Boss» a Tierras del Mayab.
El puertorriqueño apareció en el escenario vestido de negro y con esa presencia dominante característica que lo ha convertido en estrella. El público, conformado por más de 30,000 personas, enardeció y dejó que el ritmo de «Shaky Shaky» dictara sus movimientos.
La música cedió paso al saludo de «¡Hola Mérida!» y la respuesta que obtuvo fue el ambiente vibrante del Centro de Espectáculos Montejo de Plaza Carnaval.
Canciones como «Rompe», «Hasta el amanecer» y «Gasolina», entre otros temas, sonaron más contagiosos gracias a la compañía de sus bailarines, cuyos movimientos eran imitados por el público.
El concierto comenzó minutos después de las 11 de la noche, pero desde antes de las 5 de la tarde los tres paraderos de autobuses gratuitos patrocinados por el Ayuntamiento de Mérida con destino a los festejos lucían repletos de personas esperando abordar y formando fila.
Filmando con sus celulares, los miles de asistentes, principalmente jóvenes, registraron el momento para la posteridad. Cada palabra dictada por él, cada melodía, era coreada, bailada y aplaudida.
Los rostros de los pasajeros eran principalmente de jóvenes en cuyas pláticas sólo se escuchaban dos palabras: Daddy Yankee. Esa emoción y ansiedad valieron la pena porque tuvieron frente a ellos a Ramón Luis Ayala Rodríguez – nombre verdadero del artista- que puso el reggaetón en boca del mundo y que ha logrado que Latinoamérica lo ame u odie.